Rutina para volver al ejercicio

La disciplina empieza cuando decides no castigarte por haberte caído

RECURSOS PARA CRECIMIENTO

Astrid Munher

7/3/20252 min leer

brown wooden blocks on white table
brown wooden blocks on white table

El punto de quiebre: cuando no es flojera, es vergüenza

Has pasado días —o tal vez semanas— sin entrenar.
Tu ropa incomoda. Tu energía es irregular. Tu mente está dispersa.
Pero lo que más pesa no es el cuerpo:
Es la culpa.

Volver al ejercicio, en ese estado, no duele por lo físico.
Duele por la conversación interna.
Por esa voz que repite:
“Fallaste otra vez. Te soltaste. Perdiste lo que habías construido.”

Y es ahí donde muchos se rinden.
No por debilidad muscular, sino por castigo emocional.

Según la Universidad de California, la autocrítica excesiva eleva los niveles de cortisol (hormona del estrés) y disminuye la motivación para la acción sostenida, afectando la adherencia a hábitos saludables (Breines & Chen, 2012).

El error más común: querer volver desde el castigo

El cuerpo no olvida.
Y cuando se le exige volver con agresividad, se protege.
Se tensa. Se desconecta.

Volver al entrenamiento no debe sentirse como penitencia, sino como acto de reparación.
Castigarte por no haber entrenado solo te aleja más.
Y cuanto más tiempo te castigas, más tiempo te alejas de tu sistema.

Harvard Medical School confirma que las personas que reinician hábitos desde la autocompasión tienen un 47% más de probabilidad de volver a la rutina y sostenerla que quienes lo hacen desde la autocrítica (Neff, 2011; Harvard Health Publishing, 2021).

El foco no es “entrenar más”. Es reconectarte

No vuelvas por el espejo.
Vuelve por tu energía.
Por tu estructura interna.
Por tu dignidad.

El verdadero reinicio no es físico.
Es neurológico.

Volver al ejercicio activa:

  • El sistema dopaminérgico (motivación – impulso – enfoque)

  • La corteza prefrontal dorsolateral (control ejecutivo – toma de decisiones)

  • Y el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (resiliencia frente al estrés)

La actividad física regular no solo cambia el cuerpo.
Reestructura tu arquitectura mental (Hillman et al., 2008; Erickson et al., 2011).

Primer paso: desactiva la culpa. Activa la estructura

El músculo que más se atrofia cuando te caes… no es el glúteo.
Es tu percepción de control interno.

Y la única forma de recuperarlo no es con más intensidad, sino con estructura mínima y sostenida.

  • Una rutina simple.

  • Un protocolo semanal.

  • Un circuito que puedas sostener incluso en días difíciles.

  • Un retorno sin ruido, pero con comando.

Eso no te lo da un video motivacional.
Te lo da un sistema.

Cierre con fuerza

Volver al entrenamiento no debería doler emocionalmente.
Y si duele, es porque estás entrenando con castigo, no con conciencia.

La disciplina no empieza cuando cumples una rutina.
Empieza cuando dejas de sabotearte con odio.

Hoy no estás roto.
Estás desestructurado.
Y tu cuerpo no te está fallando:
Solo está esperando que lo trates como un aliado… no como un castigo.

¿Quieres la rutina exacta? ¿La comida precisa? ¿La defensa legal?

Formato descargable. Privado. Letal.

Referencias científicas utilizadas:

  • Breines, J. G., & Chen, S. (2012). Self-compassion increases self-improvement motivation. Personality and Social Psychology Bulletin, 38(9), 1133-1143.

  • Neff, K. D. (2011). Self-compassion, self-esteem, and well-being. Social and Personality Psychology Compass, 5(1), 1–12.

  • Hillman, C. H., Erickson, K. I., & Kramer, A. F. (2008). Be smart, exercise your heart: exercise effects on brain and cognition. Nature Reviews Neuroscience, 9(1), 58–65.

  • Erickson, K. I., et al. (2011). Exercise training increases size of hippocampus and improves memory. Proceedings of the National Academy of Sciences, 108(7), 3017-3022.