¿Diseño: solo estética o también funcionalidad?

¿el diseño es solo estética o también funcionalidad?

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Aldo Rocha

7/3/20252 min leer

two open book with iPad and drawing pen
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¿Diseño: solo estética o también funcionalidad?

Cuando escuchamos la palabra “diseño”, muchos pensamos en algo visualmente bonito: un logo atractivo, un empaque con colores llamativos o un mueble que se ve bien en Instagram. Pero… ¿y si esa silla que se ve tan elegante es incómoda? ¿O esa página web con mil efectos no se entiende nada? Ahí es donde entra la eterna pregunta: ¿el diseño es solo estética o también funcionalidad?

El gancho visual sí importa

Lo primero que nos entra por los ojos es el diseño visual. Y sí, es importantísimo. Nos gusta lo bonito, lo limpio, lo que tiene estilo. Un buen diseño estético puede hacer que una app parezca más confiable o que el empaque de una caja de cereal nos haga elegirla aunque no tengamos ni hambre. Colores bien pensados, tipografías agradables, composiciones equilibradas... todo eso conecta con nuestras emociones.

Por ejemplo, ¿alguna vez compraste algo solo porque “se veía bonito”? Seguro sí. A todos nos pasa. Lo estético atrae, nos invita a interactuar y genera una primera impresión. Pero ojo: no basta con eso.

Lo funcional es lo que se queda

Después del “¡wow!” visual, viene la experiencia real. Y aquí es donde muchas cosas fallan. Porque si ese objeto tan cool no cumple su función, simplemente no sirve. Volvamos al ejemplo de la silla: se ve de lujo, moderna, minimalista… pero a los cinco minutos de estar sentado ya te quieres levantar. O esa página web que tiene animaciones por todos lados, pero no encuentras el botón para comprar.

Un diseño que no es funcional frustra. Lo que debería facilitarte la vida, termina complicándola. Por eso, la funcionalidad no es negociable. A veces no se nota tanto como lo visual, pero es lo que realmente hace que algo sea útil.

Cuando se juntan, es magia

El mejor diseño es ese que encuentra el punto medio. Que se ve bien, pero también se usa bien. Piensa en los productos de Apple: son elegantes, sí, pero también intuitivos. O en una señalización clara en el metro: no tiene que ser espectacular, pero si combina claridad con un diseño bien pensado, funciona mejor y se agradece.

Una frase que me encanta dice que “el buen diseño es invisible”. Y es verdad. Porque cuando todo está tan bien hecho, ni te das cuenta de que alguien lo pensó. Simplemente lo usas, lo disfrutas, y ya.

En resumen…

El diseño no es solo poner las cosas bonitas. Es también hacer que funcionen, que tengan sentido. En la vida diaria, estamos rodeados de objetos, apps, espacios y servicios que fueron diseñados por alguien. Algunos lo hicieron bien, otros solo pensaron en lo visual.

Así que la próxima vez que veas algo “bonito”, pregúntate: ¿también funciona? Porque en el buen diseño, lo estético y lo funcional van siempre de la mano.